Alivio Profundo y Recuperación Rápidaa Través de Ondas de Alta Frecuencia
La terapia de ultrasonidos es una técnica innovadora y no invasiva que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para tratar lesiones musculoesqueléticas, aliviar el dolor y acelerar la regeneración de los tejidos.
Estas ondas, generadas por un dispositivo especializado, penetran en las capas más profundas de los músculos y las articulaciones, proporcionando beneficios tanto térmicos como mecánicos. Por un lado, el efecto térmico mejora la circulación sanguínea y aumenta la oxigenación de los tejidos, algo fundamental para reducir procesos inflamatorios crónicos y estimular la reparación celular. Por otro lado, el efecto mecánico genera microvibraciones que descomponen adherencias y tensiones, ayudando a liberar áreas de restricción y promover la regeneración de zonas dañadas.
Este tratamiento es ampliamente utilizado en fisioterapia debido a su efectividad en una variedad de patologías. Por ejemplo, en casos de lesiones deportivas como desgarros musculares, esguinces o roturas fibrilares, el ultrasonido acelera el proceso de cicatrización al tiempo que alivia el dolor y disminuye la inflamación. También es una herramienta clave para tratar condiciones articulares como la fascitis plantar, el síndrome del túnel carpiano o la artrosis, ya que no solo reduce los síntomas, sino que mejora significativamente la funcionalidad de las articulaciones afectadas. Además, en problemas relacionados con cicatrices o adherencias, como las que se generan tras cirugías o traumatismos, la aplicación de ultrasonidos contribuye a restaurar la elasticidad del tejido y prevenir complicaciones que puedan limitar el movimiento.
Otro uso destacado de esta técnica es en el tratamiento de contracturas musculares y puntos gatillo, donde el ultrasonido complementa la terapia manual al actuar de forma profunda y localizada, proporcionando un alivio notable desde las primeras sesiones. Este enfoque también es útil en pacientes con edemas o inflamaciones postquirúrgicas, ya que mejora el drenaje linfático y reduce la acumulación de líquidos en las zonas afectadas. Las sesiones, que suelen durar entre 5 y 15 minutos, son indoloras y se adaptan a las necesidades específicas de cada paciente. Aunque el número de sesiones necesarias depende del tipo de lesión y su gravedad, por lo general, los resultados son visibles tras pocas aplicaciones, con mejoras en la movilidad, la reducción del dolor y la recuperación funcional.
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